Prólogo
Es para
mí una alegría que se me haya solicitado hacer la reseña para el prólogo del
libro La muerte: aspectos sociales y éticos contemporáneos. Me unen a
Melba Sánchez Ayéndez unos vínculos muy estrechos. Fue mi discípula en la
Escuela de Medicina Tropical de la Universidad de Londres en un curso de
salud comunitaria y epidemiología de la vejez. Fue en esa época que se
sentaron las bases para la buena amistad que hoy nos une y para unir
esfuerzos en pro de la defensa de los derechos de los adultos de edad
avanzada. Juntos hemos compartido nuestro compromiso por mejorar la
situación de adultos de edad mayor, muy en particular la de aquéllos que son
impactados por desigualdades de acceso a los recursos para el mantenimiento
de la salud y la calidad de vida. A ambos, a ella como antropóloga cultural
y gerontóloga social y a mí como médico y epidemiólogo, nos interesa lo que
se ha denominado como “la cultura de la salud” o el campo de experiencias y
significados en el que se plasman las circunstancias, estilos de vida y los
conocimientos de promoción, prevención y recuperación de la salud al igual
que el acceso a los servicios sociales y de salud. Hemos dedicado nuestras
vidas profesionales a una comprensión de estas experiencias para poder
plasmar en esfuerzos la planificación y promoción de servicios de salud para
adultos de edad mayor en el mundo.
El libro de la doctora
Melba Sánchez Ayéndez es el resultado de su vida como Catedrática en la
Facultad de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico, donde por cerca
de 25 años enseñó las materias de la muerte y de aspectos sociales y
culturales del envejecimiento y la vejez. Por más de diez años estuvo
recopilando documentos y anotando de manera organizada y disciplinada todo
lo que leía sobre la muerte, sobre las respuestas sociales e individuales
ante la muerte, sobre los debates que ha traído consigo la tecnología de la
salud y sobre la diversidad de acercamientos a quienes confrontan la
realidad de una enfermedad terminal, ya bien suya o de un ser importante en
sus vidas. Es también producto de sus vivencias personales al confrontar la
muerte de sus seres queridos: padres, hermano, abuela y amigos. Estas
muertes de personas importantes para ella, de seres significativos que se
encontraban en diversas etapas de la vida, afectaron a la autora en las
diversas etapas de la de ella; ya como adolescente tardía, adulta joven o de
edad mediana.
Aunque la autora
reconoce que: “No es un libro teórico sino práctico que aspira al desarrollo
personal y a fomentar una participación social más informada en cuanto a la
única realidad segura que tenemos los seres humanos”, el escrito no es un
manual. Confronta al lector con conceptos básicos e históricos que le
permiten entender la muerte en las sociedades contemporáneas occidentales
mientras a la vez orienta y sensibiliza a quien se enfrasca en su lectura.
Aunque escrito de forma sencilla, que a veces parece un diálogo, es también
un ensayo con una abarcadora base científica que recoge los debates,
argumentos y orientaciones predominantes al tema desde mediados del siglo
xx hasta los primeros años de
lo que lleva transcurrido el siglo
xxi.
Este libro viene a
llenar un vacío en las sociedades de habla castellana que confrontan el
envejecimiento de sus poblaciones y en donde en los comienzos del nuevo
siglo, los gestores de políticas públicas y los profesionales de la salud se
plantean los resultados de los avances de la tecnología médica y sus
implicaciones en el debate de la calidad de vida y la cantidad de años
vividos. No es un libro escrito por un médico ni un novelista ni es un
tratado filosófico sobre la muerte. Tiene una orientación sociológica,
antropológica y de política pública desde la perspectiva de la salud
comunitaria. No utiliza términos del contexto médico hospitalario ni
recuentos imaginarios sino que surge de un vocabulario cercano a todos y se
basa en estudios y escritos profesionales para ofrecer la información. Temas
pertinentes como las necesidades de las personas con enfermedades
terminales, los asuntos que los profesionales de la salud deben decir a los
pacientes terminales y a sus familiares, los estados emocionales al
confrontar enfermedades terminales, la tecnología de la salud, el debate
sobre la prolongación de la vida y la calidad de vida, las decisiones sobre
el uso de la tecnología para prolongar la vida, los derechos de las personas
moribundas y pacientes terminales, el concepto de hospicio y las donaciones
de órganos son tratados desde una perspectiva científica pero a la vez con
un toque personal encaminado a la toma de decisiones y a la mejor
comprensión de las situaciones que cada uno de nosotros haya de afrontar. La
autora insta a la necesidad de hablar sobre la muerte con aquéllos que son
importantes para nosotros y de enfrentar posibles decisiones que hayamos de
tomar en torno a nuestra muerte. Reconoce que las circunstancias sociales,
culturales y personales de los individuos establecerán el campo dentro del
que cada cual se acercará a esta realidad inevitable y tomará sus decisiones
pero a la vez reconoce la necesidad universal de educarnos y concienciarnos;
alude a la confrontación objetiva y subjetiva de este último tramo de la
vida.
Este libro promueve un
marco conceptual para el acercamiento a la realidad de la muerte desde dos
niveles necesarios de análisis: el personal y el social. La autora hace
énfasis en esta dialéctica continua entre ambos niveles. Es un libro
necesario e importante para un conversatorio productivo en nuestras
sociedades de habla castellana.
Alexandre Kalache, M. D., Ph. D.
Director, Oficina de Envejecimiento y Salud,
Organización Mundial de la Salud.
Ginebra, Suiza. Noviembre de 2006
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